La Cuarta Republica

Correo politico, economico y literario de Monterrey

martes, enero 23, 2007

El invitado

Ryszard Kapuscinski

El afamado escritor, periodista y ensayista polaco Ryszard Kapuscinski falleció el día martes 23 de enero de 2007 en Varsovia, a los 75 años de edad, víctima de una grave enfermedad por la cual fue intervenido el sábado anterior, reportó el diario El País.

Nacido el 4 de marzo de 1932 en Pinsk (ahora Polonia), Kapuscinski estudió Historia y Arte en la Universidad de Varsovia, sin embargo, se dedicó al periodismo a lo largo de su vida.

Tuvo colaboraciones en publicaciones periódicas como Time, The New York Times y Frankfurter Allgemeine Zeitung, y fue corresponsal de guerra para Polish Press en África, Asia y América Latina desde 1958 a 1981. Durante esos años, Kapuscinski cubrió 17 revoluciones en 12 países diferentes.

Además de su labor periodística, también se destacó en el ámbito de la literatura. Kapuscinski fue autor de 19 libros, con ventas de cerca de un millón de ejemplares, aproximadamente. Obtuvo el doctorado Honoris Causa en 1997 por la Universidad de Silesia.
A Kapuscinski le preocupaba más la desinformación en nombre de la objetividad que la pérdida de objetividad; al fin y al cabo uno es objetivo, no por ser objetivo, sino para informar. Ese gran propósito es el que Ryszard veia en peligro en este tiempo: "Hoy al cronista que llega de hacer una cobertura, su jefe no le pregunta si la noticia que trae es verdadera, sino si es interesante y si la puede vender". Y agrega Ryszard: "Es el reemplazo de una ética por otra. ése es el cambio más profundo que se está dando en el mundo de los medios".
Anterior a cualquier discusión sobre objetividad y subjetividad, está el hecho de la información exacta observado por Kapuscinski cuando al comparar sus datos sobre las masacres en Ruanda en 1994, con el relato construido por la televisión, comprobó, indignado, que "esa construcción ficticia fue la única que hubo y quedó. Como ésa, cada vez más historias virtuales ocupan el lugar del mundo real en nuestro imaginario". éste es el contexto en que Kapuscinski destaca una forma de aproximación a la verdad en la que se debe dar el equilibrio entre lo subjetivo y lo objetivo y que permite hacer frente a las presiones empresariales que pretenden convertir la noticia en mercancía y al periodista en cómplice activo de esa degradación y engaño. Según Kapuscinski todo esto cambia cuando el periodista se convierte en testigo. Ojala Kapuscinski hubiese estado en Oaxaca, Atenco, Lázaro Cárdenas, el Distrito Federal, o en los otros Méxicos que muchos mexicanos ignoran voluntaria o involuntariamente. Entonces su exclamación:"A mí se me había otorgado la posibilidad de ser testigo y cronista de ese acontecimiento" tiene sentido, pues este seria el orden de actuar; testigo y luego cronista de nuestra realidad.