La Cuarta Republica

Correo politico, economico y literario de Monterrey

sábado, noviembre 18, 2006

¿podra Calderon Gobernar?

¿Podrá gobernar Calderón?
Benedicto Ruiz VargasLa pregunta es incómoda para mucha gente y en especial para la derecha mexicana, pero es una pregunta necesaria incluso para los que creen que la respuesta es afirmativa. Por más que se quiera hacer creer que todo lo que está ocurriendo en el país es normal, o que en todo caso es resultado de pequeños grupos de inconformes que no han terminado por aceptar la derrota electoral del pasado 2 de julio, la verdad es que estamos ante una situación inédita y en cierto sentido peligrosa.Un dato contundente que se ha querido minimizar por los medios y la clase política es que, después de la poco transparente decisión del Tribunal Electoral (TEPJF), Felipe Calderón ha recorrido parte del país y el extranjero a salto de malta. Durante todo este tiempo sólo se ha reunido con grupos empresariales, con legisladores y miembros de su partido, con los gobernadores, etcétera, pero Calderón no ha podido tener una reunión abierta con la población, en la calle o en un lugar público. Salvo estos grupos, que fueron en realidad su sostén electoral, Calderón como presidente electo no ha tenido contacto con la población, y ha vivido secuestrado por los miembros del Estado Mayor Presidencial.Quizás para la derecha mexicana y los medios de comunicación proclives a esa corriente lo anterior no tenga trascendencia; pues todo puede ser explicado simple y sencillamente porque venimos de una elección competida en la que una fuerza, la de la izquierda por supuesto, no ha sabido perder y no quiere ponerse de lado de las instituciones. Esto es lo que dicen los voceros oficiales del PAN y los grupos empresariales, pero también algunos editorialistas sin ética e independencia intelectual que martillan todos los días con lo mismo.Para ellos, que Felipe Calderón ande a salto de mata y requiera ser protegido por un cuerpo militar a cada lugar que asiste dentro o fuera del país, no tiene ninguna importancia porque ello no pone en duda su viabilidad política ni tampoco vulnera su gobierno. Esos brotes de grupos inconformes que le salen al paso a Calderón en cualquier lugar ahora, pasarán pronto, diluyéndose a medida que su gobierno avance y muestre resultados. Así lo piensan, algunos sinceramente.Sin embargo, para desgracia de Calderón no es así. Lo que tenemos después de la elección del 2 de julio no es una inconformidad aislada o dispersa, localizada sólo en pequeños grupos de un sector de la población. Lo que existe, o está en ciernes de generarse, es un amplio movimiento social y político que impugna y seguirá impugnando la presidencia de Calderón.No será un movimiento, o varios movimientos, que hagan el centro de su lucha y su participación política el bloqueo del gobierno de Calderón, como lo supone la derecha simplista, buscando debilitarlo hasta provocar su renuncia en un marco de aguda crisis política.Esta perspectiva existe por supuesto en algunas agrupaciones de izquierda y es probable que tienda a exacerbarse más adelante. Pero no es, desde mi punto de vista, la idea central que tienen las fuerzas que se están agrupando bajo el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador y el Frente Amplio Progresista.La perspectiva de estas fuerzas, a mi juicio, es no sólo impugnar la presidencia de Calderón sino también establecer los cimientos para construir un contrapeso real, efectivo, que al tiempo que confronta con propuestas distintas a un poder ejecutivo cuestionado, construye una fuerza de largo aliento para disputar en otro contexto el poder político.La derecha y sus epígonos se equivocan si creen que lo que habría durante el gobierno de Calderón, sería un movimiento contestatario, alentado por un liderazgo debilitado y sin posibilidades de crecer.Si este movimiento crece y se fortalece, y todo indica que esa va a ser la tendencia, Calderón tendrá un contrapeso real en una parte significativa de la sociedad, algo que detestan los gobiernos, pero más aquellos que están necesitados de legitimidad y confianza por parte de la población.Calderón, a diferencia de los últimos presidentes, no sólo tendrá un contrapeso real en el poder legislativo, sino también y de manera más importante en ese grupo de fuerzas que se entrelazarán para oponerse a su gobierno, y para disputar el poder en otras condiciones.La crítica y preocupación de la derecha sobre el papel y el liderazgo que tiene en todo este proceso López Obrador, no radica en la existencia de una fuerza opositora, sino en la existencia de una fuerza que no está dispuesta a negociaciones cupulares entre la clase política; una fuerza que no busca a través de su lucha un puesto en el gobierno o un espacio en la estructura de poder.Tanto el PAN como el PRI, para no incluir los más obvios como son los empresarios, no saben tratar con una fuerza política cuyas aspiraciones no sean el dinero o un hueso en el gobierno. Por eso añoran la izquierda domesticada y por eso su constante contrapunto.Entonces, si Calderón y sus seguidores no entienden que si una parte significativa de la sociedad no le reconoce legitimidad como presidente, y que para sostenerse necesitará sistemáticamente de la fuerza pública, pues entonces es necesario preguntarse si podrá gobernar. Creo que esta pregunta es más relevante que lo que pueda ocurrir el 1 de diciembre.Correo electrónico: benedicto@tij.uia.mxEl autor es analista político e investigador de la UIA Tijuana.

La historia se Repite

SEMEJANZAS:LA HISTORIA SE REPITE.

sábado, 18 de noviembre de 2006Pedro R. Góngora Paz

Ayer como hoy.Lo mejor que le debemos a la historia es el entusiasmo que inspira.-Goethe.- Años de andanzas.El domingo 2 de julio de 1910 -hace 96 años- se efectuaron en nuestro país elecciones federales para presidente de la República, diputados federales y senadores. Don Francisco I. Madero era el candidato opositor y don Porfirio Díaz el oficial. Este, valiéndose del poder que ostentaba y en complicidad con la burguesía de esa época y la prensa mercenaria que siempre ha padecido México, realizaron una campaña de desprestigio ilegal e inmoral en contra del candidato Madero e incluso se llegó hasta la aprehensión del candidato opositor. Obviamente el resultado oficial de dichas elecciones favoreció al candidato oficial, es decir al Gral. Díaz y tanto el poder Judicial como empresarial celebraron jubilosamente el resultado de estos llamados comicios electorales; pero el Sr. Madero los impugnó manifestando que se había cometido un colosal fraude que atentaba contra los principios más fundamentales del mexicano: su dignidad humana.Y el pueblo mexicano lo erigió en Presidente -al señor Madero- y el 5 de octubre de 1910 este líder nacional dio a conocer al pueblo mexicano su histórico Plan de San Luis y convocó al no reconocimiento de Porfirio Díaz y al uso de las armas para derrocarlo. Y dio la fecha del inicio de la Revolución Mexicana: el 20 de noviembre de 1910.Recordemos algunas frases del histórico Plan de San Luis signado por el hoy llamado Mártir de la Democracia Mexicana: "Los pueblos, en su esfuerzo constante porque triunfen los ideales de libertad y justicia social, se ven precisados en determinados momentos históricos a realizar los mayores sacrificios. Y nuestra querida Patria ha llegado a uno de esos momentos: padecemos hoy una corrupción que espanta, un gobierno lleno de mentiras y una tiranía que azota con su pobreza y que los mexicanos no estábamos acostumbrados a sufrir, desde que conquistamos nuestra Independencia. Esta corrupción y tiranía, nos oprime de tal manera, que ha llegado a hacerse intolerable. En cambio de esta corrupción y tiranía se nos ofrece la paz; pero es una paz vergonzosa para el pueblo mexicano, porque no tiene por base el derecho, sino la fuerza del poder económico minoritario; porque no tiene por objeto el engrandecimiento y prosperidad de la Patria, sino sólo enriquecer a un pequeño grupo que, abusando de su influencia, ha convertido los puestos públicos en fuente de beneficios exclusivamente personales, explotando sin escrúpulos las concesiones y contratos lucrativos".Este manifiesto histórico lanzado al pueblo mexicano por el Presidente Madero -Legítimo- sacudió las conciencias de todos. Y tenía que ser así porque en toda la República de aquella época había un profundo malestar en contra de un gobierno que sólo sabía hablar con un doble lenguaje de engaños y mentiras. Un gobierno que era capaz -y lo hacía con frecuencia- de utilizar fondos públicos para comprar conciencias del Poder Judicial y de diputados y senadores. Un gobierno decidido a congratularse con potencias extranjeras a cambio de recibir caricias personales para él y sus compañeros. Un gobierno en el que pesaban más los intereses personales que los de la Patria misma. Y el pueblo mexicano, en esa ocasión, en vez de lamentarse como un cobarde, aceptó como un valiente el histórico reto de las circunstancias.Y el 25 de mayo de 1911 Don Porfirio Díaz y su vicepresidente Corral presentaron sus renuncias ante el Congreso de la Unión, renuncias que fueron aprobadas por unanimidad en el caso de Corral y en el caso del Gral. Díaz hubo dos votos en contra de su renuncia: la del diputado Benito Juárez Maza y el de José Peón del Valle. Votos inútiles de uno y otro.Y cuando Don Francisco I. Madero entra victorioso a la capital de la República toda la ciudad se vuelca para recibirlo con júbilo y aplausos. Incluso la prensa mercenaria, la misma que meses antes lo había tildado de "loco aventurero", de "peligro" para México y otros epítetos más, lo colmaron de loas y adjetivos positivos hicieron falta en el diccionario para dirigirse al Apóstol.¿Te dice algo, amable lectora, este Paralelo 96?

¿Devaluación en puertas?

Ilán Semo

¿Devaluación en puertas?

¿Por qué el precio de los hidrocarburos y los combustibles se ha reducido (casi 30 por ciento) en el mundo entero, mientras que en México, país petrolero, ha seguido aumentando (hasta llegar a la reciente abrupta alza del diesel)? La respuesta es sencilla, y revela los entretelones de una política económica casi obsesionada en repetir las circunstancias de los desastres propiciados por las tres últimas administraciones (Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Francisco Gil, ¿o alguién cree que Vicente Fox opina?), la "filosofía económica" de lo que podría llamarse la dark age de la economía nacional. El récord es asombroso. Ni siquiera las guerras civiles y las asonadas interminables de la primera mitad del siglo XIX lograron abatir (guardadas las proporciones) las actividades económicas del país a los niveles alcanzados por estos genios salidos de la lectura doctrinaria de las teorías de Milton Friedman (que, por cierto, acaba de morir, y cuya obra de pensamiento merece, incluso por parte de sus adversarios, un reconocimiento).
En México, la gasolina y el diesel aumentan porque Petróleos Mexicanos (Pemex), se dice, requiere mayores recursos para funcionar. Pero no es así del todo. En su mayoría, esos recursos no serán destinados a reordenar la empresa, ni a agilizar las exploraciones, ni a actualizar su tecnología, sino que caerán en las manos conocidas: una burocracia política que los gasta en cubrir con fachadas, ya sea televisivas o clientelares, espots y desayunos, sus fracasos políticos, en financiar un glotón aparato electoral (que ni siquiera logra salir del atolladero del 2 de julio), en sostener los consensos y la corrupción federales (hoy esa amalgama reúne indistintamente a panistas dispendiosos, las "necesidades" de Elba Esther Gordillo y los sicarios de Ulises Ruiz). Una burocracia política que gasta en todo menos en lo que podría aliviar la situación de Pemex: reinvertir sus ingresos en la propia empresa y transformarla en una industria exportadora no de petróleo sino de gasolina. La ecuación es simple. El precio de la gasolina es varias veces mayor que el del petróleo. Es la gran mercancía de la industria petrolera. México exporta petróleo, pero importa gasolina. Vendemos el crudo para que nos lo regresen, en un intercambio absolutamente desigual, en calidad de gasolina.
¿Por qué no produce Pemex suficiente gasolina, incluso para exportar?
Porque no hay inversión para instalar refinerías, se responde. Y de ahí al trillado argumento de que se requiere privatizar el sector para atraer inversionistas extranjeros. Falso, por supuesto.
Con un régimen fiscal que permitiera abastecer a Pemex con las inversiones que resultan de sus propios ingresos, la empresa tomaría un rumbo completamente distinto. Pero Acción Nacional no contaría con fondos para financiar, por ejemplo, la alianza que ha emprendido con la burocracia sindical magisterial y con varios gobernadores priístas. Y la Secretaría de Hacienda se quedaría sin los recursos que le permitan paliar su incapacidad de recaudar impuestos (que es siempre una incapacidad política). Obvio: es más sencillo (y menos conflictivo) ordeñar a Pemex antes que cumplir con la tarea de la recaudación.
El aumento en el precio del diesel traerá consigo una cadena de otros aumentos. Con ello se encarecerá la producción nacional. ¿Puede el gobierno en estas circunstancias preservar las condiciones que hacen posible la exportación de muchos productos? Existen ya señales de que la inestabilidad acecha. Por cierto, todavía no fatales. El aumento en el precio de la leche que Liconsa distribuye en la economía popular puede ser leída, indirectamente, como una de ellas.
Cualquier gobierno, incluso uno ataviado con el estrabismo que no abandona al de Vicente Fox, sabe que afectar el precio de alimentos populares significa un cuantioso riesgo en términos de consenso. Más aún cuando la sucesión presidencial todavía está en curso. En otras palabras: no es que el gobierno no quiera sostener el precio de la leche, es que ya no tiene con qué. La pregunta es inevitable: ¿hasta dónde han descendido sus recursos efectivos? Una pregunta que deben responderse a quienes interesa la estabilidad del peso.
El aumento en el precio del diesel puede tener otro motivo. Los precios internacionales del petróleo han bajado sustancialmente. Los contratos de Pemex ya reflejan este hecho. En 2007 no habrá superávit petrolero, al menos no en las proporciones que facilitaron el dispendio foxista. Y todo indica que los consumidores nacionales habrán (habremos) de pagar la incontinencia política de quienes habitaron Los Pinos desde el año 2000.

México S.A. de C.V.

Carlos Fernández-Vega


Deviene yate foxista en enclenque chalupa
La morralla millonaria redituó bancos
Escalada de precios y desempleo, herencia del cambio
Las rebanadas del pastel
El barco de aquel autodenominado "capitán" (que nunca llegó siquiera a marino raso) que "llevaría el país a buen puerto" (etcétera, etcétera, según el oportuno dicho de Martita Sahagún) hace agua por todas partes. La que concluye ha sido una semana pletórica de noticias ­excelentes para la minoría, espeluznantes para la mayoría­ que no hacen más que confirmar que el presumido como yate de lujo no fue más que una enclenque chalupa que terminó por irse a pique.
Entre las nuevas semanales, que para la mayoría de este país ya son viejas, aunque recurrentes noticias, se cuentan la escalada de precios en contra de los sectores más desprotegidos y el incremento sostenido de la tasa de desempleo abierto, factores que el deteriorado cuan autodenominado "capitán" no sólo prometió (en campaña, desde luego) combatir sino erradicar. En los hechos, el de por sí raquítico poder adquisitivo del grueso de los mexicanos se deteriora aún más, mientras que la posibilidad de acceder al mercado laboral formal es cada día más escasa y en peores condiciones.
Eso, para muchos de los que votaron por el marinerito de agua seca, porque para aquellos que invirtieron en la empresa "Cambio S.A." las noticias siempre han sido miel sobre hojuelas. Crecientes márgenes de utilidad, concesiones por aquí, permisos por allá, grandes contratos públicos y subsidios por acullá, siempre aderezados con exquisitos "acuerdos" y suculentas "leyes" a la medida para que las alforjas se mantengan rebosantes.
Y como dulce cereza, autorizaciones bancarias para los amigos del "cambio". Desde Banco Azteca, para Ricardo Salinas Pliego, en octubre de 2002, hasta la más reciente ­que no necesariamente la última­ para un misterioso "Banco Comercial del Noreste" que ni los más duchos en estos menesteres saben a quién pertenece y que la Secretaría de Hacienda se niega a hacer transparente. Es la "banca chatarra" el futuro de la nación, según la inagotable creatividad del "cambio", en un país donde la banca "normal" es igual de chatarra que la creada por el gobierno que, felizmente, se va.
Por una mera coincidencia, el grueso de los banqueros "chatarra" autorizados por Hacienda ha sido en extremo generoso con una fallida organización política disfrazada de fundación filantrópica, es decir, Vamos México y su creadora Martita Sahagún. El llamado "redondeo" en los supermercados (la "morralla millonaria" aportada por los consumidores) recibió un banco chatarra de premio.
Tal es el caso del empresario sinaloense Enrique Coppel Luken, dueño del grupo de supermercados que lleva su primer apellido, quien a cambio del "redondeo" para Marta y la descarada intervención en proceso electoral a favor del Felipillo obtuvo su banco chatarra, Bancoppel.
En la misma línea, y por los mismos motivos, la explotadora del trabajo infantil, la trasnacional Wal-Mart ya tiene su nuevo filón (Banco Wal-Mart de México Adelante), al igual que el Grupo Chedraui (Banco Fácil) y su cadena de supermercados originaria de Veracruz. Tampoco podían dejar fuera a los siempre píos Legionarios de Cristo, activísimos a favor de Martita, y semanas atrás le palomearon su Banco Compartamos (Marcial ya abrió su cuenta), casi al mismo tiempo que el Banco Multiva para Olegario Vázquez Raña, el Rey Midas sexenal, el Banco Ahorro Famsa, consorcio con sede en Monterrey, propiedad de Humberto Garza González, más Banco Autofin para Juan Antonio Hernández Venegas, dueño del Grupo Autofin y generoso contribuyente a la causa del Partido Acción Nacional. Por si fuera poco, Prudencial también tiene su banco "chatarra", una trasnacional financiera que en México representa Manuel Somoza Alonso, presidente de la Bolsa Mexicana de Valores en el crack bursátil de 1987.
Qué delicia, pero en la tienda de enfrente, la de las víctimas del "cambio", la semana también fue generosa: aumentos en los precios de tortilla (23 por ciento), leche popular (28.57 por ciento), gasolina (más de 3 por ciento, además del avance mensual), diesel (cerca de 3 por ciento), gas, tarifas eléctricas (se incrementan mensualmente) y los que se acumulen, en vísperas de que la siempre visionaria Comisión Nacional de los Salarios Mínimos fije el "aumento" a los salarios mínimos, los cuales, dicho sea de paso, se han incrementado, en promedio, 25 por ciento (contra 30 por ciento de inflación) a lo largo del sexenio, o lo que es lo mismo nueve pesos con 48 centavos.
Y como otra dulce cereza, el más reciente reporte trimestral (julio-septiembre de 2006) sobre desempleo abierto (cifras oficiales) en el país: 4 por ciento de la población económicamente activa ­alrededor de un millón 800 mil mexicanos­ se encuentra en esa lacerante circunstancia. Además, 3.5 millones son subempleados, 3 millones emigraron del país y alrededor de 12 millones sobrevive en el sector informal de la economía. Así pinta la vida para el 45 por ciento de la PEA, entre desempleo, subocupación, informalidad y exilio económico. Un claro ejemplo del México con "paz social y tranquilidad" descrito por el marinerito de la Sahagún.
Pero no todos pierden, porque para los inversionistas del "cambio" el sexenio pinta de otro color: 500 por ciento de aumento en las utilidades netas de la banca, 350 por ciento de incremento promedio en las ganancias bursátiles, 20 mil millones de dólares sumados a la fortuna personal de Carlos Slim, monopolios por aquí, concentraciones por allá, bancos a discreción y lo que se ofrezca. Y en la fiesta, un nuevo gerente que les garantiza más, mucho más, de lo mismo, o lo que es lo mismo la "continuidad".
Cada día que pasa es más común la presencia militar en las instalaciones civiles... No le vayan a agarrar el gusto, porque el caldero está lo suficientemente caliente como para tomar decisiones "no tradicionales".