La Cuarta Republica

Correo politico, economico y literario de Monterrey

jueves, marzo 08, 2007

la cuarta republica

La cuarta república
Resiente mente en su columna Lorenzo Meyer Escritor e investigador del COLMEX se hace la siguiente pregunta “¿Hasta qué punto vive hoy México en una democracia y de qué tipo? No es posible dar una respuesta clara y objetiva, se responde el. Sin embargo, y como la cuestión es clave, hay por lo menos que intentar esclarecerla.”
Y lo intenta con los argumentos de uno de los más reconocidos teóricos latinoamericanos, el profesor argentino Guillermo O’Donnell quien refiere que "nunca ha habido algo que pueda llamarse una elección completamente equitativa" pues aún en el mejor de los casos hay candidatos que disponen de algunas ventajas injustas. Sin embargo, lo importante no es la problemática misma, pues ninguna democracia real está libre de defectos, sino qué tan seria es. En un buen número de democracias avanzadas sus problemas no impiden un funcionamiento aceptable del sistema pero en otras menos consolidadas, sí.

Para determinar la naturaleza del mal es necesario primero determinar la esencia de este concepto, mismo que carece de una definición clara, universalmente aceptada. Se trata de una noción que siempre ha estado a debate y que, además, es proteica, es decir, que cambia con su propio desarrollo, pues el transformarse está en su naturaleza. Por estas razones no es posible disponer, al estilo de quienes estudian los fenómenos físicos, de un instrumento objetivo de verificación que permita decidir cuál sí y cuál no es una verdadera democracia.
En el mundo real lo que puede y debe hacer cada sociedad, señala O'Donnell, es tratar de alcanzar y mantenerse dentro de ese segmento de países donde el sistema funciona aceptablemente y domina el "ciudadano crítico". Sin embargo, casi toda Latinoamérica y un buen número de los países de la Europa del Este se encuentran en un segundo grupo donde la calidad de este arreglo político es inferior y donde, por ello, domina un tipo de "ciudadano escéptico" que no confía en el acomodo institucional dentro del que vive y tiene una pobre opinión de sus partidos, legisladores y jueces. Finalmente está un tercer tipo de sistemas (¿el tercer mundo democrático?) donde esta forma de gobierno y de competencia política es sólo cascarón sin contenido. En estos "autoritarismos electorales" funcionan únicamente los súbditos, no los ciudadanos.”
Para el teórico argentino, los procesos históricos muestran que al final son dos los componentes básicos de una democracia moderna, incluida la de baja calidad. Por un lado, que la oposición tenga efectivamente una oportunidad razonable de ganar, y además que las libertades políticas den no sólo la oportunidad de expresarse y asociarse sino de tener acceso a una información no monopolizada. En contraste, en el "autoritarismo electoral", puede haber partidos e incluso una competencia formal, pero tal competencia está sujeta a una regla que desvirtúa por entero la noción de esta forma de gobierno: "bajo ninguna circunstancia se puede permitir ganar a la oposición"; las libertades están restringidas y la información controlada.
Después de conocer la forma negativa como in equitativa en la que se dieron las elecciones de 2006, además de la censura por parte del gobierno en el caso de Oaxaca, la represión brutal no difundida, a un movimiento ciudadano legítimo no podemos estar hablando de democracia. En México ya lo he dicho antes se vive la doble moral, la de las mascaras. Es claro reitera Lorenzo Meyler: “como en 1929, 1940, 1946, 1952 o 1988, en 2006 la oposición podía competir, pero no ganar.”

Lorenzo Meyer, termina su articulo preguntándose si México vive una democracia de baja calidad o un autoritarismo electoral. Particularmente yo a la vista de los acontecimientos, creo firmemente que México vive en un autoritarismo electoral, donde solo cuentan los votos de los grandes electores, que son los grandes capitales y los que detentan el poder, los demás somos mera comparsa del sistema, por eso no tienen ningún problema en que gane el PRI o el PAN, uno es comparsa del otro. La TV nos forma nuestro criterio de acuerdo a su conveniencia, mientras tanto, lo único que hacemos es quejarnos de nuestros infortunios personales que es el lugar preciso donde repercuten las decisiones de unos cuantos. Pensara usted amable lector que esto es a favor del PRD, de ninguna manera, esto es a favor de formar ciudadanos libres, críticos y en consecuencia actores de su tiempo.


Job Cortés