La Cuarta Republica

Correo politico, economico y literario de Monterrey

lunes, enero 22, 2007

El mito

La Cuarta Republica
mito
Giambattista Vico o Giovanbattista Vico (1668-1744). Abogado napolitano fue un filósofo de la historia italiano. A pesar de su origen humilde (era hijo de un librero) estudió la carrera de derecho y fue profesor de retórica durante más de cuarenta años. En su obra Principi d'una scienza nuova intorno alla natura delle nazioni (1744) (conocida en castellano como Principios de ciencia nueva o "Principios de ciencia nueva. En torno a la naturaleza común de las naciones”) en la cual funda los principios de la sociología como ciencia social. En esta obra, uno de los puntos fundamentales que se examinan para dar una explicación del actuar del individuo social es el MITO.
Vico examina la fábula y el mito, los cuales para el son construcciones mentales portadoras de un sentido definido dentro de la coexistencia diaria. Son pre-conceptos o prejuicios que orientan nuestra acción de cara a los otros sujetos y mediante esas tipificaciones compartidas la gente comprende el mundo en que vive y carece de importancia si acaso no les corresponde objetividad referencial alguna. En ese nivel lo que importa es que a través de de esas construcciones y obviedades transcurre la vida social.
Unas semanas atrás el Sr. Enrique Krause escribió un artículo el cual menciona que el fraude electoral es un MITO, en su lógica de escritura de dicho artículo nos quiere hacer sentir que tal cosa, el fraude no existió, por eso le llama mito. No acude siquiera, a la posibilidad, de tajo el fraude no existe y pensar en ello o mas, reclamar por el mismo es sacrílego pues en su lenguaje “mesiánico” podríamos decir que esto es atentar contra lo sacrosanta. Su escribir que es su pensar tiene su razón, sabe que utilizando el mito como herramienta para legitimar es posible pues del mito se obtienen diferentes lecturas, ya que el mito es asumido como la creación colectiva de pueblos enteros que expresan de ese modo sus eventos históricos, sentimientos, Concepciones éticas y políticas, anhelos y perplejidades, todo ello dicho con un lenguaje una lógica, dada la forma de razonar de la época.

Continuando en el análisis del mito podríamos decir que: El mito y la historia operan simultáneamente en el tiempo y el espacio, pues representan dimensiones cognitivas diferentes. Mientras la historia pretende competir en el espacio de la razón, en la búsqueda de explicaciones causales, de motivos objetivos, determinantes de comportamientos, e inscritos en una u otra lógica argumentativa, el mito fija en la conciencia colectiva representaciones basadas sobre categoría de exclusión y diferenciación altamente adjetivadas, más que argumentadas. Por lo tanto decir que el fraude es un mito es igual a usar un adjetivo calificativo, entonces ya no es posible argumentar.

Pero esto solo es una dimensión del mito pues como vimos al principio de esta discusión los mitos con sus estructuras proporcionan la forma adecuada para la construcción de imaginarios sobre la sociedad, con niveles de profundidad y trascendencia mayores a los de otros relatos o de los proporcionados por la historiografía como explicación. Su profundidad se vincula con el manejo de nociones arraigadas parcialmente en la razón, pero sobre todo en la emoción y en los niveles no concientes, mientras que su trascendencia depende de su relación y su asociación con lo sobrenatural. Además de una capacidad ordenadora del pensamiento, el mito contiene una dimensión manipulable, puede constituir un discurso ad-hoc, de acuerdo con los intereses del narrador al momento de contarlo. Pareciera entonces que cualquiera que crea en el mito es un “mitotero”, le gusta andar en el “mitote” pues sus actos no están fundados en la razón. Subrayando el marco manipulable del mito en los discursos de los diferentes actores, al estar inserto el mito en las dinámicas sociales, lo vincula a los intereses de de los actores sociales y al hacerlo sustrae al mito del marco lógico y sincrónico. Por eso escribir que el fraude es un mito es no solo la negación sino también se le agrega al fraude un adjetivo calificativo y queda fuera de toda discusión. La otra lectura del mito es que también le es útil para deslindarse de un sistema político pues de esta forma se le señala como parte del pasador y “hoy México ya cambió”. La verdad es que en la construcción de un imaginario colectivo asociado al ejercicio del poder la historia se narra de manera tal que justifique y legitime una o varias posiciones.


job cortes