La Cuarta Republica

Correo politico, economico y literario de Monterrey

martes, febrero 27, 2007

El Estado

No.7 Año 1

La República

Correo político económico y literario de monterrey

Boletín semanal 26 de Febrero 2007





El estado

Dadas las circunstancias políticas en las que vivimos en los últimos 25 años de vida nacional, y la reiterada utilidad en sus discursos de diferentes términos por parte de los grupo político con el único objetivo de legitimar sus actos usan palabras como por ejemplo la palabra estado. Por lo anterior es imperativo el análisis del pensamiento filosófico que le da sustento a la razón de ser del estado. La pobreza de espíritu, que cargamos como herencia maldita sobre nuestras espaldas, de la cual unos cuantos “vivos” sacan raja, merma la fuerza para alcanzar lo que como individuo e individuo social nos corresponde, que no es otra cosa que la satisfacción de las necesidades básicas de la vida encaminadas ha alcanzar la felicidad. Esa es la naturaleza de la familia, los pueblos y los estados.

El ostracismo al cual estamos ya acostumbrados, es creo yo firmemente, la causa de la inmensa mayoría de nuestras desventuras. Dado que el ostracismo se define como el Destierro político acostumbrado entre los atenienses,
que consistía en la exclusión voluntaria o forzosa de los oficios públicos. Y nosotros como sociedad hace mucho tiempo atrás que no nos interesa la política, acaso nunca no ha interesado, la cosa pública, so pretexto que: nuestra obligación es con la familia, por la cual tenemos que trabajar. Lo demás no importa. Nuestra pereza mental nos impide investigar, razonar a fondo nuestra particular realidad, nuestra particular condición, y solo nos conformamos con lo que los formadores de opinión nos regurgitan, ya que ellos ya digirieron los asuntos políticos (tercer grado, entre tres, etc.), pues los medios los eligen como los portadores de la verdad, haciéndonos creer que los fines que defienden son por el bien de todos. Ocultan sus intenciones detrás de la mascara, la mascara que bien definió O. Paz en el Laberinto de la Soledad. De lo que se trata es de la mascara que oculta los intereses verdaderos, de sus amos, los dueños de los medios de comunicación. No hay que olvidad que esos intereses son legítimos, lo que no es legitimo es la ausencia de control por parte del estado para que los intereses legítimos de los menos poderosos se vean afectados por los intereses legítimos de los poderosos. Mientras tanto nosotros, sumidos en nuestro ostracismo, pensamos que estos asunto políticos no nos corresponden, que les corresponden a otros, o que son nuevos, que por primera ves en la historia de la humanidad se discuten, pero no: Aristóteles 300 años antes de cristo ya tenia una idea clara de cual era la función del estado; escribió en su obra “Política” que “Todo estado es, evidentemente, una asociación, y toda asociación no se forma sino en vista de algún bien, puesto que los hombres, cualquiera que ellos sean, nunca hacen nada sino en vista de lo que les parece ser buen ser bueno. Es claro, por tanto, que todas las asociaciones tienden a un bien de cierta especie, y que el más importante de todos los bienes debe ser el objeto de la más importante de las asociaciones, de aquella que encierra todas las demás, y a la cual se llama precisamente Estado y asociación política.” Cosa que en nuestro actual devenir político no se cumple, nunca se ha cumplido a cabalidad. Y los intereses que hoy dan sentido al poder, no tienen el menor interés de cumplir el objetivo final del estado. ¿Será que el estado hace cosas buenas que parecen malas, y cosas malas que parecen buenas, y confunden mis ideas? Aristóteles continúa dando sustento a la organización del estado: “La asociación natural y permanente es la familia. (Que comían a la mesa, Corondas) (Que se calentaban en el mismo hogar, Epimenides de Creta). La asociaron de las familias forma los pueblos y, La asociación de muchos pueblos forma el estado completo, que llega, si puede decirse así, a bastarse absolutamente a sí mismo, teniendo por origen las necesidades de la vida, y debiendo su subsistencia (del estado) al hecho de ser éstas satisfechas.

Así el estado procede siempre de la naturaleza, lo mismo que las primeras asociaciones, cuyo fin último es aquél; por que la naturaleza de una cosa es precisamente su fin, y lo que es cada uno de los seres cuando ha alcanzado su completo desenvolvimiento se dice que es su naturaleza propia, ya se trate de un hombre, de un caballo o de una familia. Puede añadirse que este destino y este fin de los seres es para los mismos el primero de los bienes, y bastarse a sí mismos es, a la vez, un fin y una felicidad.”

En el estado en el que vivimos, el cual no cumple con su función o en palabras de Aristóteles no cumple su fin, pues que la naturaleza de una cosa es precisamente su fin, en este caso “bastarse a si mismo, teniendo por origen las necesidades de la vida” y que al no cumplir su naturaleza, tal cosa que pretende ser un estado, no lo es, por que extravió el camino, por que olvido su fin, su naturaleza misma. Recordémosla para recordársela.


Job Corés O