La Cuarta Republica

Correo politico, economico y literario de Monterrey

lunes, noviembre 06, 2006

OAXACA: falta de visión

Oaxaca: falta de visión

Manuel Camacho Solís

6 de noviembre de 2006
La derecha y el autoritarismo se salieron con la suya. Finalmente, el presidente Fox ordenó la intervención de las fuerzas federales en Oaxaca. Como era previsible, y así se argumentó en estas páginas, el uso de la fuerza no podría tener un saldo blanco ni resolvería por sí el problema político del estado. Después del júbilo inicial que llevó al régimen a considerar que el problema estaba liquidado y que su acción despejaría la entrada del nuevo gobierno, ahora tendrán que volver a hacer sus cálculos: ¿más represión o más política? Con un agravante: hay muertos, desaparecidos y heridos de por medio.
El manejo errático del conflicto demuestra que no hay estrategia. No hay una visión sobre lo que es importante en términos de lo que deberían ser las prioridades del momento. En ninguno de los tres asuntos que parecen más trascendentes para la entrada del nuevo gobierno parece haber la debida claridad sobre lo que se quiere y cómo lograrlo. No la hay respecto a Oaxaca, ni sobre el trato que se le debe dar a AMLO, ni en lo que toca a las mayores dificultades que se vislumbran en la relación bilateral con Estados Unidos. No hay visión sobre la cuestión social, el conflicto político o la mayor dificultad que se aproxima en la economía y en la relación bilateral.
Se pretende gobernar como si no hubiera un problema de legitimidad. No se está pensando con seriedad en la necesidad de armar un acuerdo político mayor que reduzca las tensiones sociales y encauce los conflictos políticos. Lo que domina la política son los viejas reacciones pavlovianas del régimen autoritario: complicidad con quienes se van, adulación al que viene, manipulación primitiva de los medios a favor del régimen, distracción y legitimación externa, lucha por los cargos públicos y preparación de los nuevos negocios. Todo, como si no hubiera asuntos importantes que atender.
El manejo de los tiempos y los movimientos en Oaxaca ha sido desastroso. Se esperaron meses para reconocer que era un problema nacional. Si iban a reprimir, perdieron la oportunidad de la sorpresa. Si iban a negociar, se pusieron en manos del gobernador, en vez de haber manejado ellos la iniciativa, cuando tenían los instrumentos para disciplinarlo. Se quedaron pasmados y quemaron infructuosamente su carta de la desaparición de poderes. Ahora Fox deja el gobierno con un expediente sangriento y Calderón empieza atrapado por el autoritarismo. La situación de Oaxaca es suficientemente grave, en sí, como para que el Presidente tuviera que cancelar su viaje al exterior y para que Calderón tuviera que instalar un cuarto de estrategia para darle seguimiento y prepararse para lo que viene en la política interna, cuya sustancia es hoy mucho más compleja que la experiencia que él tiene en asuntos legislativos o en la administración pública.
No parece haber suficiente conciencia de las consecuencias de los cambios que pueden ocurrir en Estados Unidos y en la economía. La posibilidad de que ganen los demócratas en la Cámara de Representantes e incluso en el Senado, y sobre todo las causas que han cambiado el estado de ánimo de los electores (fracaso en Irak) o los anticipos de menor crecimiento, presagian cambios importantes en ese país. Una redefinición sobre su presencia en Irak traerá consecuencias mayores. Una disminución del crecimiento en su economía, aunque no afecte mucho al mundo por el crecimiento de Asia, sí afectará a México.
Pero aquí nada cuenta. Al 1 de diciembre se le ve como que "será divertido". A la represión en Oaxaca, como que era necesaria y que, con ella, se arregla el problema. A la falta de sensibilidad para reformar un régimen que ha perdido legitimidad, como algo innecesario. Al entorno externo más difícil, como que es aún lejano. Falta visión. Lo que cuenta es el aquí y ahora de la distribución de los negocios y los cargos públicos. En un momento de mayor dificultad, la falta de visión y de estrategia puede ser decisiva. Ya lo está siendo.
Miembro de la Dirección Política del Frente Amplio Progresista