¿presidente?
¿Habemus presidente?
Juvenal González González
2/12/06
Si las masas pueden amar sin saber por qué,también pueden odiar sin mayor fundamento.Shakespeare
Quienes en su afán por impedir que AMLO llegara a la presidencia echaron mano de toda clase de recursos, sin ofuscarse con minucias éticas o legales, sembraron en tierra fértil semillas de odio y violencia que pronto germinaron y todo parece indicar que la cosecha será abundante.Por lo pronto tuvo que ser mediante en un operativo militar y entre mentadas y empujones, como se llevó a cabo la toma de protesta del nuevo señor de Los Pinos. Como lo único que les interesa es la imagen televisiva, mediante trucos audiovisuales censuraron y manipularon las escenas, para aparentar una normalidad inexistente.La maquinaria mediática, aceitadita con los usuales "lubricantes" del sistema, aceleró su marcha, radio y televisión comenzaron los tradicionales cánticos y alabanzas al poder que tanto bien les ha hecho (a sus dueños, por supuesto) disfrazando de fiesta y felicidad la jornada. El que los militares hayan tomado por asalto la capital del país y hecho cargo de la conducción del proceso, pisoteando la legalidad y el supuesto Estado de Derecho, fue tratado como algo anecdótico.La santa triada: Poder, iglesia y dinero, hermanada para preservar los privilegios de la casta divina, es bastante antigua y su vigencia en nuestro país es harto evidente. Lo que sorprende es el extraño arropamiento que han logrado conjuntar.¿Cómo lograron los grupos más conservadores y reaccionarios que impusieron la continuidad panista; las cúpulas empresariales, la iglesia católica tradicional, sinarquistas, yunquistas, Provida y otras malas yerbas, conseguir un apoyo tan diverso para enfrentar a López Obrador? Misterio. Porque la piña aquella de "sacar al PRI de los Pinos", que sirvió de coartada a quienes apoyaron a Fox hace seis años, se hizo tepache.No hay manera de explicar razonablemente que personas y personajes cuyos antagonismos parecían irreconciliables, súbitamente fraternizan en la cruzada anti-peje. Periodistas de nombre y trayectoria, del brazo de patanes chayoteros; anarquistas libertarios con egresados del MURO; académicos prestigiados con pirrurris corruptos congénitos; luchadores sociales de los 60 y 70 con la línea de Televisa y TV Azteca. ¿Qué será lo que tiene el peje? Misterio.Los historiadores tienen chamba pa' rato, por lo pronto el país está cuarteado y no se sabe cuantos temblores pueda resistir. Damnificados de la trifulca electoral hay muchos y tampoco tienen destino cierto.Entre los más dañados están los medios. Apenas comenzaban a superar el epíteto de "prensa vendida" que arrastraban desde los 60 y sufrieron una recaída notable. El caso de la tele monopolizada es patético, su intolerancia y prepotencia no tienen remedio. El efímero Canal 40 (el de a de veras, no la chafa réplica pirata) la puso en jaque y tuvo que abrirse un poco, a regañadientes, pero en cuanto le dieron cran al canal incómodo, volvió a la senda del mal.Los dos "triunfos" electorales de Fox (2000 y 2006) son inconcebibles sin el concurso de los medios, particularmente electrónicos. Poco les importó (y les importa) el enfrentamiento que provocan entre los mexicanos. Y no paran, su labor se parece bastante a una campaña de exterminio, labor que comparten con el gobierno entrante.De las manos limpias pasaron al puño de hierro. La millonaria campaña incitando a la violencia contra el PRD se transmite sin mayor problema, aunque los supuestos patrocinadores sean apócrifos. Pero si alguien llevara un anuncio diciendo que la violencia es responsabilidad del monopolio electrónico, no lo pasarían, se reservan el derecho de admisión, para eso son los dueños del balón.Junto con la presentación del acalambrante gabinete de "seguridad" y la exhibición de fuerza de ayer, salió el "jefe" Diego a tirar línea pidiendo las cabezas de los "violentos", los de oposición, claro, y amenazando al nuevo presidente de que no debe dialogar con ellos, si es que quiere gobernar.Haiga sido como haiga sido, la toma de protesta se realizó y un nuevo usuario ocupa el trono presidencial. Cabe recordar un par de parrafos aparecidos en este espacio hace unas semanas: Thomas Hobbes, citado por Norberto Bobbio en su Teoría de las Formas de Gobierno, dice: "Si un ciudadano se adueña del poder por la fuerza y logra obtener el reconocimiento de los ciudadanos, se vuelve legítimo, si no lo logra, queda como enemigo".Bobbio comparte esa tesis afirmando que si el príncipe logra legitimar su poder, incluso post factum, se vuelve un príncipe como todos los demás "gracias a lo que los juristas llaman principio de efectividad", por el cual, "es legítimo el poder que logra imponerse efectivamente", porque "la diferencia no es entre príncipe bueno y príncipe malo, sino entre príncipe y no príncipe". Y concluye tajante: "si no se aceptase el principio de efectividad, ningún poder sería legítimo en ultima instancia".Cabe esperar que el nuevo grupo gobernante no se haga bolas y crea que la legitimidad puede lograrse al amparo de la fuerza, porque las señales de ayer no son buenos augurios.
Juvenal González González
2/12/06
Si las masas pueden amar sin saber por qué,también pueden odiar sin mayor fundamento.Shakespeare
Quienes en su afán por impedir que AMLO llegara a la presidencia echaron mano de toda clase de recursos, sin ofuscarse con minucias éticas o legales, sembraron en tierra fértil semillas de odio y violencia que pronto germinaron y todo parece indicar que la cosecha será abundante.Por lo pronto tuvo que ser mediante en un operativo militar y entre mentadas y empujones, como se llevó a cabo la toma de protesta del nuevo señor de Los Pinos. Como lo único que les interesa es la imagen televisiva, mediante trucos audiovisuales censuraron y manipularon las escenas, para aparentar una normalidad inexistente.La maquinaria mediática, aceitadita con los usuales "lubricantes" del sistema, aceleró su marcha, radio y televisión comenzaron los tradicionales cánticos y alabanzas al poder que tanto bien les ha hecho (a sus dueños, por supuesto) disfrazando de fiesta y felicidad la jornada. El que los militares hayan tomado por asalto la capital del país y hecho cargo de la conducción del proceso, pisoteando la legalidad y el supuesto Estado de Derecho, fue tratado como algo anecdótico.La santa triada: Poder, iglesia y dinero, hermanada para preservar los privilegios de la casta divina, es bastante antigua y su vigencia en nuestro país es harto evidente. Lo que sorprende es el extraño arropamiento que han logrado conjuntar.¿Cómo lograron los grupos más conservadores y reaccionarios que impusieron la continuidad panista; las cúpulas empresariales, la iglesia católica tradicional, sinarquistas, yunquistas, Provida y otras malas yerbas, conseguir un apoyo tan diverso para enfrentar a López Obrador? Misterio. Porque la piña aquella de "sacar al PRI de los Pinos", que sirvió de coartada a quienes apoyaron a Fox hace seis años, se hizo tepache.No hay manera de explicar razonablemente que personas y personajes cuyos antagonismos parecían irreconciliables, súbitamente fraternizan en la cruzada anti-peje. Periodistas de nombre y trayectoria, del brazo de patanes chayoteros; anarquistas libertarios con egresados del MURO; académicos prestigiados con pirrurris corruptos congénitos; luchadores sociales de los 60 y 70 con la línea de Televisa y TV Azteca. ¿Qué será lo que tiene el peje? Misterio.Los historiadores tienen chamba pa' rato, por lo pronto el país está cuarteado y no se sabe cuantos temblores pueda resistir. Damnificados de la trifulca electoral hay muchos y tampoco tienen destino cierto.Entre los más dañados están los medios. Apenas comenzaban a superar el epíteto de "prensa vendida" que arrastraban desde los 60 y sufrieron una recaída notable. El caso de la tele monopolizada es patético, su intolerancia y prepotencia no tienen remedio. El efímero Canal 40 (el de a de veras, no la chafa réplica pirata) la puso en jaque y tuvo que abrirse un poco, a regañadientes, pero en cuanto le dieron cran al canal incómodo, volvió a la senda del mal.Los dos "triunfos" electorales de Fox (2000 y 2006) son inconcebibles sin el concurso de los medios, particularmente electrónicos. Poco les importó (y les importa) el enfrentamiento que provocan entre los mexicanos. Y no paran, su labor se parece bastante a una campaña de exterminio, labor que comparten con el gobierno entrante.De las manos limpias pasaron al puño de hierro. La millonaria campaña incitando a la violencia contra el PRD se transmite sin mayor problema, aunque los supuestos patrocinadores sean apócrifos. Pero si alguien llevara un anuncio diciendo que la violencia es responsabilidad del monopolio electrónico, no lo pasarían, se reservan el derecho de admisión, para eso son los dueños del balón.Junto con la presentación del acalambrante gabinete de "seguridad" y la exhibición de fuerza de ayer, salió el "jefe" Diego a tirar línea pidiendo las cabezas de los "violentos", los de oposición, claro, y amenazando al nuevo presidente de que no debe dialogar con ellos, si es que quiere gobernar.Haiga sido como haiga sido, la toma de protesta se realizó y un nuevo usuario ocupa el trono presidencial. Cabe recordar un par de parrafos aparecidos en este espacio hace unas semanas: Thomas Hobbes, citado por Norberto Bobbio en su Teoría de las Formas de Gobierno, dice: "Si un ciudadano se adueña del poder por la fuerza y logra obtener el reconocimiento de los ciudadanos, se vuelve legítimo, si no lo logra, queda como enemigo".Bobbio comparte esa tesis afirmando que si el príncipe logra legitimar su poder, incluso post factum, se vuelve un príncipe como todos los demás "gracias a lo que los juristas llaman principio de efectividad", por el cual, "es legítimo el poder que logra imponerse efectivamente", porque "la diferencia no es entre príncipe bueno y príncipe malo, sino entre príncipe y no príncipe". Y concluye tajante: "si no se aceptase el principio de efectividad, ningún poder sería legítimo en ultima instancia".Cabe esperar que el nuevo grupo gobernante no se haga bolas y crea que la legitimidad puede lograrse al amparo de la fuerza, porque las señales de ayer no son buenos augurios.
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